18 de febrero de 2013

Contradicción

Se me hace raro pensar en ti.
Es curioso, ya que fuiste el centro de mi universo durante tantísimo tiempo. Y ahora, de repente, me da por recordarte y me viene esa sensación. Como si nunca hubiera pasado nada entre nosotros.

Y es contradictorio.
Recuerdo la ropa que llevabas aquel día, la sonrisa que apareció en tu cara cuando nuestras miradas se cruzaron, incluso cada una de las bromas que me dedicaste. Y que el Sol brillaba con más fuerza que nunca.
Todos esos detalles están impregnados en mi memoria. No obstante, suelo tenerlos guardados en un rincón para que no interrumpan mi día a día, que necesita ser banal.

Y cada vez que los saco, ataca esa extraña sensación. Son escalofríos. Bueno, siempre me han dado escalofríos, pero son claramente diferentes: fase de felicidad, fase de negación y olvido, fase no-lo-sé. Me alegro de haber superado la segunda.

No sé lo que siento. Obviamente, es malo. Deberías tener un significado inerte en mi vida. Ahora no eres amor, ni odio, ni desprecio, ni desolación. Ahora eres un revoltijo de sentimientos contradictorios que me revuelve las tripas y que llega hasta los dedos de los pies. Y ya no me sacas ni sonrisas ni lágrimas.

Supongo que siempre quedan vestigios. Nada es del todo imborrable, cosa buena y mala a la vez.

No te confundas; aunque ahora no entienda nada, tengo muy claro que en su momento te quise como a nadie. Recuerdo la sensación. Pero casi mejor no me paro a examinarla mucho, no vaya a ser...

Como último dato, te puedo decir que no me atrevo a mirar ciertas fotos porque ni siquiera sé cómo voy a reaccionar (tampoco es algo que me quite el sueño, puedo vivir perfectamente sin saber cómo me sentiría). No me llames cobarde, llámame ignorante. La ignorancia es la base de la felicidad, que te lo digan a ti, ¿verdad?

Sigo sin saber cómo ordenar mis sentimientos y mis prioridades y me siento incapaz de lanzarme a la piscina. Tranquilo, egocéntrico, no es porque siga enamorada de ti; esa etapa está más que superada. Simplemente me has creado esa minusvalía. ¿...Gracias? Así que me ahorro hostias futuras. Aunque bueno, conociéndome voy a tropezarme con la misma piedra todas las veces que haga falta. Es que me encanta.

Lo que nunca te voy a reconocer es que lo único que tengo por seguro es que la odio. Porque sé que sigue en tu cabeza aunque no seas consciente de ello. Yo ya he pasado a la historia como un error más y lo primero que te viene a la cabeza es "en verdad soy un cabrón" y no mi sonrisa, ni mis palabras, ni nada que forme parte de mí. Y estoy segura de que te acuerdas de los detalles que se pasaste con ella igual que yo me acuerdo de los que pasaste conmigo. Y al final siempre te acabo dando las gracias por hacerme más fuerte a la par que me gustaría matarte a hostias. Pero shhht.

27 de agosto de 2012

aparentar VS sentir

Pasen y vean, no se corten, ¡soy una humana sin corazón! ¡A mí no me afectan los sentimientos! ¡Soy incapaz de enamorarme, y tampoco lo echo de menos! ¡Me río de la gente que se deja manipular y se atonta por otra sólo por el simple hecho de que está enamorado! 

Pero cada noche me transformo, saco ese corazón maltrecho de debajo de la cama, me lo conecto una vez más y anhelo con todas mis fuerzas que llegue alguien e impida que me lo quite, alguien por quien vuelva a cometer locuras. Que sea la persona adecuada. Alguien que sea capaz de volver a enamorarme. Seas quien seas, llevo enviándote señales - desde mi subconsciente, no es que yo lo haga queriendo - desde hace tiempo. No las ignores, por favor. No me hagas daño, no hagas como los demás. Aparece. Necesito volver a saber lo que es el amor; de lo contrario, me volveré loca. Y sí, no te preocupes, conozco de sobras todas sus consecuencias; me atrevería a decir que conozco las malas mejor que las buenas. ¿Que por qué lo quiero otra vez..? Porque las buenas no superarán a las malas en cuanto a cantidad, pero sí que las superan en cuanto a calidad. Esa sonrisilla idiota, esa pesadez en la barriga, ese nudo en la garganta, esas ganas de llorar de alegría, esa sensación que crees que vas a explotar de felicidad en cualquier momento, esas ganas de perderme en su mirada superan a los meses de lamentos, lloros, súplicas y ese eterno etc que no tengo ganas de enumerar.

¿Te ha quedado claro? Aparece ya... si no es molestia, claro.
Me gustaría ver, durante unos segundos, esa sonrisa por la cual sería capaz de darlo todo una vez más.

8 de agosto de 2012

Echo de menos enamorarme.

Cuatro palabras mal puestas.

Pensamientos fugaces - o no tan fugaces - que tiran por tierra todos aquellos cimientos que creaste sólo por protección. Sólo por tu bien. Sólo por no tropezarte con alguna otra piedra.

Pero si las piedras están hechas para algo, es para tropezarse. Quiero decir, que toca volver a cagarla, toca volver a sentirse mejor que nunca, dependiendo de una persona que no te promete absolutamente nada y poco después te hará caer en un más que conocido pozo. Vamos, que todo va por ciclos. Vamos, que te jodes y lo asimilas. Cuestión de tiempo, como siempre. Siempre es cosa del tiempo. Ya podemos poner ochenta mil barreras y pretender ignorarlo todo. No servirá. Si algo tiene que aparecer, aparecerá. Como mucho podemos intentar aplazarlo. ¿Y realmente sirve de algo? Llegará igualmente, y ya lo dicen: los malos tragos, cuanto antes, mejor.

Y que encima, joder, las palabras de mierda te dejan sin palabras. Viva la ironía. Quiero decir, las palabras de mierda que te sumen en la desesperación te dejan sin palabras de rescate, reconfortantes, esperanzadoras. Son absorbidas por ese maldito agujero negro. 
Ah, y recuerda que no debes decepcionar. A nadie. Sobre nada. 

Atte:
Yo del pasado.

PD: Por favor, no te obsesiones. Con nada. Ya sabes a lo que me refiero. Huye ahora que puedes. Disfruta hasta que el tiempo te alcance.

20 de mayo de 2012

basta

Sólo di que no volverás a caer. En cuanto parpadees, habrás caído. Y el doble de fuerte.
_________________________________________________________________________________


Me sentía mal. Realmente mal. 
Pero siempre he sido débil. Demasiado.
Así que accedí, para variar.

En media hora me encontré metida en un recinto donde reinaba la hiperhormonación.
Gente joven que bebía mientras se quitaba más prendas de ropa y se restregaban unos con otros. Se lo estaban pasando en grande.
Mientras tanto, yo estaba ausente. Me sentía extremadamente culpable. 
+Debería estar estudiando.
-Cierto, pero no puedo más. Necesito un descanso, que nunca va mal. Además, tampoco lo llevo tan mal, ¿verdad? Y todavía tengo días para repasar. Y si ya me harto de estudiar, ahora, a finales de abril, no me quiero imaginar cómo estaré en junio.. va, ¡que un día es un día! Voy a limitarme a disfrutar, claro que sí.
La insensatez y mi fragilidad acabaron ganando. Así que empecé a sonreír mientras le pegaba un trago al gran brick de sangría que alguien me había dado gentilmente y me limitaba a observar a todos aquellos estudiantes que enloquecían al ritmo de la música.

Y empezaron a aparecer aquellos flashes tan conocidos:
Corría por los pasillos de aquella facultad desconocida mientras gritaba és Can Ruti qui guanya qui guanya, és Can Ruti qui guanya a tothom!
En cuanto parpadeé estaba tirada en la hierba abrazada a un chico disfrazado de vaca.
Dos segundos después bailaba demasiado pegada a mi amiga.
Al rato, un gran amigo me confesaba que me echaría de menos, que quería dejar a su novia pero no se atrevía, que hiciera... en fin.
Ipso facto, ese mismo chico y otro amigo me hicieron firmar un pacto que si cumplía, sería envidiada durante años, pero otra cosa sería estar a la altura...
En definitiva, era feliz. El mundo giraba demasiado deprisa, pero era feliz. 

La cosa pareció estabilizarse cuando me tumbé en la hierba con ella. Me decía que le gustaba aquel chico, pero le daba rabia sentirse así. Comentaba que no era su prototipo de chico, pero igualmente la había encandilado. Intenté darle algún consejo útil, pero fui incapaz. No fue por culpa del alcohol, es que directamente estaba encasquillada con ese tema. No me salían las palabras. El amor se me antojaba tan abstracto, tan poco adecuado para mí, que cualquier cosa que le dijera me sonaba a cuento chino. Era un tema que había dejado de tener sentido para mí. Sí, una buena hostia a tiempo arregló las cosas. Ya que no sabía hablar sobre ello, le solté esos agradables y adecuados topicazos. Y, cómo no, funcionaron.

El karma pareció leer mis pensamientos. Al poco rato noté cómo unos brazos me levantaban y me llevaban lejos de la multitud. Era mi amigo. El de la novia no, el otro, el del pacto.
- Has triunfado. Le gustas a mi amigo. ¿Qué te parece? ¿Te quieres liar con él? Espera, ¿o este otro te gusta más?
Empezó a señalar a un grupo de gente. Lo veía todo borroso. No me estaba enterando de nada.
- ¿Cuánto rato hace que están ahí tus amigos...?
 Él soltó una carcajada.
- Vaya pedal, amiga. Pues eso, no me cambies de tema... ¿Cuál de los dos te gusta más? Los dos estudian física, y sé que eso es un punto a favor. Va, dime...
- Ah, yo que sé... son todos muy guapos...
Mi libido llevaba desde hacía unos cuantos meses tocándome las narices. Y más en cuanto aprendí a separar el sexo del amor. Eso sí que fue una bendición. No obstante, todo aquello se me antojaba muy raro. Demasiado.
Volvió a reírse y me arrastró hacia la gente. Le vi cuchichear con su grupo de amigos, todos guapos, todos ricos, todos universitarios, todos perfectos. Y yo con mi cabeza dando vueltas y siendo demasiado imperfecta.. Había algo que no me hacía ni puta gracia.

El siguiente recuerdo apareció fuera de la facultad. Intentaba escapar de mis amigos, pero entre que eran muchos y que mi torpeza era la protagonista estrella... me estaba mareando. 
+Tía, es muy mono, ¡ataca!
-Sabes que él quiere también, ¿no? Pues ya sabes...
*Eres una puta dick destroyer. Estoy orgulloso de ti.
Todos tenían la razón, pero seguía desistiendo. Algo dentro de mí me decía que no. Sabía que aquello iba a "acabar mal".

Pero volvamos al principio... siempre he sido débil. Y más con alcohol y la oportunidad de ligarme a un chico guapo, algo que nunca había conseguido. Y sumémosle cierto acto homosexual para acabar de caer... (si es que me conocen demasiado)

Así que caí en los brazos de aquel chico.
Me pasé pegada a sus labios demasiado rato. 
Oía las risas de mis amigos a lo lejos.
Sus ojos verdes me cegaban y me impedían pensar en otra cosa.
Su pelo rubio era extremadamente suave.
Sus manos tocaban mi espalda con una delicadeza desconocida.
Saltaba a la vista que no quería soltarme. Me suplicaba que no volviera a casa.
Me sentía extremadamente bien.
Por otra parte, mi cabeza intentaba frenarme. Sabía que no podía dármelas de chulita yopasodetodo-yomeligoaloqueseayvengahastaluego-amorquéesesosecome?

Rato después tuve que decirle adiós, como a todo en la vida.
Los días pasaron, y la autoestima apareció en mi cuerpo y mente, prometiendo quedarse una larga temporada. 
Mis amigos me preguntaban por él. Él preguntaba por mí. Yo intentaba no preguntarle nada a mi cabeza, que ya se sabe... 

Pero ella estaba demasiado ocupada con, ahora sí, los exámenes. 
...Mentira a medias. Sí que estudiaba, pero con él delante, con mis amigos soltándonos mocos, con una media sonrisa. 
Pero ya está. Los dos éramos tímidos, hablábamos mucho, sí, pero la cosa no llegaba a más.
Estaba esperando a que el karma apareciese y que me hiciera poner los pies en la tierra, pagar toda aquella insensatez. No obstante, brilló por su ausencia. Craso error, tío, siempre la cagas.

Y así pasaban las semanas. Y aparecieron nuevas oportunidades. Una de ellas fue LA oportunidad. Dudaba seriamente que volviera a tenerla. ¿Y qué hice? Rechazarla. Vale, sí, es un partidazo, y nunca me hubiera imaginado tirarme a un tío así, no estoy a la altura. Pero sé que ese no es el verdadero motivo: si lo hago... ¿Qué pasaría con el otro?
Y ahí caí.

Ahí obtuve la puta respuesta.
Ahí vi que mi segundo apellido es calzonazos.
Ahí vi que había vuelto a caer en las redes que hacía meses que había cortado.
Las volví a tejer sin darme cuenta.
Esos ojos verdes me hipnotizaron.

¿Y ahora qué?
Ja. Ja. Ja. 
Sólo estoy esperando a que se me baje el pavo - lo que siempre he dicho, pero nunca se ha cumplido.
Sólo estoy esperando a que mi yo del pasado se aparezca delante de mí y me diga: ¿Ves cómo estoy, no? ¿Ves lo que te ha costado salir de aquí? Frena estos sentimientos, ahora que puedes. Cuando te absorba y te deje tirada y no puedas salir de este agujero negro, te arrepentirás. Lo sabes. Lo peor es que lo sabes, no me vas a hacer caso, vas a tirarte a la piscina, y te volverás a pegar la misma hostia. ¿Es que aquel cabrón cuya voz ya no recuerdas no te enseñó nada? ¿Es que-

Shhh. Cállate, puta.
Aunque sea a costa de hostias, estoy intentando vivir.
Aunque sea a expensas de algo tan frágil, algo que ni siquiera sé si tiene futuro.
Sí, es algo descabellado. Ni siquiera sé si estoy preparada, ni siquiera sé si él es un buen soporte.
Da igual si acaba bien o mal. Sé que me arrepentiré de lo que estoy diciendo, pero...
Estoy renaciendo.
Y esta vez voy a destrozar mi fragilidad. Me cueste lo que me cueste.

22 de abril de 2012

fuck this shit

- Coño - se enfadó Sara - tú tienes hijos cojonudos, quieres a tu mujer y pronto tendrás nietos.
- Vaya cuadro. ¿A eso le llamas tú felicidad? Eso es conformismo. Aceptar la puta mierda que te tienes que comer todos los días y decir que es una comida excelente. A lo mejor es lo que hay que hacer.
Había anochecido cuando llegaron a casa de la abuela. El padre detuvo el coche junto al portal, sin apagar el motor. Sara trataba de convencerlo. Insistía una y otra vez sobre lo imprevisible del vivir. El padre ya apenas la oía.
- Tú tienes más suerte que otros - terminó Sara -, así que no te quejes.
- Vaya - se rió el padre - O sea, que hay uno que está fatal, pero como hay otro que está peor, el que está fatal tiene que decir que está de puta madre... La felicidad por comparación. ¡Joder! ¿Lo ves? Hacía siglos que no hablaba tan mal.
El padre se volvió hacia ella. Se miraron cruzando una sonrisa.
- Provocas mi más bajos instintos juveniles - añadió el padre.
- Yo ya sé tu problema - le desafió Sara -. ¿Cuánto llevas sin estar enamorado, vejestorio?
El padre le sostuvo la mirada.
- Llevaba un montón de tiempo... hasta hace cinco minutos.

29 de marzo de 2012

cómo encontrar un poco de sentido a todo

En el fondo, muy en el fondo, la vida está pautada.


Paso 1. Deja que algo entre en tu vida y te la ponga patas arriba.


Paso 2. Una vez sorprendido, tírate a la piscina. No mires si está llena o vacía.


Paso 3. Vive un tiempo material (aunque para ti parezca infinito) rodeado de felicidad. Ignora los problemas, por fin estás disfrutando de la vida.


Paso 4. Confíate por ser feliz. Cree que nada podrá contigo.


Paso 5. Así, de repente, todo se esfuma. Y no, no hay explicaciones que valgan. Tal y como ha venido, se va.


Paso 6. Época de negación, de pegarle patadas a todo lo de tu alrededor, de arrastrarte para poder conseguir un resquicio de luz entre tanta oscuridad, de ni siquiera trepar del pozo donde caíste, de que todo lo malo caiga sobre ti, de quitarte las ganas de soñar, de prometerte a ti mismo que nunca volverás a caer de tal forma.


Paso 7. Sólo es la repetición en bucle del paso 6. Porque dura más allá del infinito. Pero la diferencia es que así lo asumes y dejas que tu vida pase sin ningún tipo de ilusión. Ni ganas de superarlo, ni ganas de cambiar, ni siquiera ganas de pensar en ello.


Paso 8. Oh, oh. Sorprendentemente... vuelta al paso número 1.


Paso 9. No te lo crees. Demasiado caótico. Para empezar, ¿cómo alguien puede substituirle? Y lo más importante, ¿es que no aprendes de los errores? Negación, negación, negación, negación. No voy a volver a caer. 


Paso 10. Caes. De forma más contundente que antes. Es la ansia de saber que puedes salir de toda aquella gran mierda sobre la cual ya estabas acostumbrado a nadar.


Paso 11. Dejarte llevar durante un breve, brevísimo lapso de tiempo.


Paso 12. Derivado del paso 5, pero menos heavy. Que te paren los pies. Darte cuenta de que tienen razón. Ver que, en el fondo, nunca saldrás del pozo; escalarás más, escalarás menos, pero nunca llegarás al final. Siempre habrá algo que te frenará.


Paso 13. Suspirar profundo. Asumir, una vez más, lo raro que es todo, y dejarte llevar. A saber cómo acabará...

6 de marzo de 2012

el paso más grande

lo estoy intentando, con todas mis fuerzas. de verdad. no por mí, sino por ti. para que no te sientas culpable, si es que aún te acuerdas de esto y te preguntarás qué es de mi vida, si lo habré superado o seguiré pensando que eres un capullo.


pues sí, me voy a sacrificar por ti. para variar. pero esta vez traerá cosas buenas; no tan buenas, pero sí más duraderas, gracias.