20 de mayo de 2012

basta

Sólo di que no volverás a caer. En cuanto parpadees, habrás caído. Y el doble de fuerte.
_________________________________________________________________________________


Me sentía mal. Realmente mal. 
Pero siempre he sido débil. Demasiado.
Así que accedí, para variar.

En media hora me encontré metida en un recinto donde reinaba la hiperhormonación.
Gente joven que bebía mientras se quitaba más prendas de ropa y se restregaban unos con otros. Se lo estaban pasando en grande.
Mientras tanto, yo estaba ausente. Me sentía extremadamente culpable. 
+Debería estar estudiando.
-Cierto, pero no puedo más. Necesito un descanso, que nunca va mal. Además, tampoco lo llevo tan mal, ¿verdad? Y todavía tengo días para repasar. Y si ya me harto de estudiar, ahora, a finales de abril, no me quiero imaginar cómo estaré en junio.. va, ¡que un día es un día! Voy a limitarme a disfrutar, claro que sí.
La insensatez y mi fragilidad acabaron ganando. Así que empecé a sonreír mientras le pegaba un trago al gran brick de sangría que alguien me había dado gentilmente y me limitaba a observar a todos aquellos estudiantes que enloquecían al ritmo de la música.

Y empezaron a aparecer aquellos flashes tan conocidos:
Corría por los pasillos de aquella facultad desconocida mientras gritaba és Can Ruti qui guanya qui guanya, és Can Ruti qui guanya a tothom!
En cuanto parpadeé estaba tirada en la hierba abrazada a un chico disfrazado de vaca.
Dos segundos después bailaba demasiado pegada a mi amiga.
Al rato, un gran amigo me confesaba que me echaría de menos, que quería dejar a su novia pero no se atrevía, que hiciera... en fin.
Ipso facto, ese mismo chico y otro amigo me hicieron firmar un pacto que si cumplía, sería envidiada durante años, pero otra cosa sería estar a la altura...
En definitiva, era feliz. El mundo giraba demasiado deprisa, pero era feliz. 

La cosa pareció estabilizarse cuando me tumbé en la hierba con ella. Me decía que le gustaba aquel chico, pero le daba rabia sentirse así. Comentaba que no era su prototipo de chico, pero igualmente la había encandilado. Intenté darle algún consejo útil, pero fui incapaz. No fue por culpa del alcohol, es que directamente estaba encasquillada con ese tema. No me salían las palabras. El amor se me antojaba tan abstracto, tan poco adecuado para mí, que cualquier cosa que le dijera me sonaba a cuento chino. Era un tema que había dejado de tener sentido para mí. Sí, una buena hostia a tiempo arregló las cosas. Ya que no sabía hablar sobre ello, le solté esos agradables y adecuados topicazos. Y, cómo no, funcionaron.

El karma pareció leer mis pensamientos. Al poco rato noté cómo unos brazos me levantaban y me llevaban lejos de la multitud. Era mi amigo. El de la novia no, el otro, el del pacto.
- Has triunfado. Le gustas a mi amigo. ¿Qué te parece? ¿Te quieres liar con él? Espera, ¿o este otro te gusta más?
Empezó a señalar a un grupo de gente. Lo veía todo borroso. No me estaba enterando de nada.
- ¿Cuánto rato hace que están ahí tus amigos...?
 Él soltó una carcajada.
- Vaya pedal, amiga. Pues eso, no me cambies de tema... ¿Cuál de los dos te gusta más? Los dos estudian física, y sé que eso es un punto a favor. Va, dime...
- Ah, yo que sé... son todos muy guapos...
Mi libido llevaba desde hacía unos cuantos meses tocándome las narices. Y más en cuanto aprendí a separar el sexo del amor. Eso sí que fue una bendición. No obstante, todo aquello se me antojaba muy raro. Demasiado.
Volvió a reírse y me arrastró hacia la gente. Le vi cuchichear con su grupo de amigos, todos guapos, todos ricos, todos universitarios, todos perfectos. Y yo con mi cabeza dando vueltas y siendo demasiado imperfecta.. Había algo que no me hacía ni puta gracia.

El siguiente recuerdo apareció fuera de la facultad. Intentaba escapar de mis amigos, pero entre que eran muchos y que mi torpeza era la protagonista estrella... me estaba mareando. 
+Tía, es muy mono, ¡ataca!
-Sabes que él quiere también, ¿no? Pues ya sabes...
*Eres una puta dick destroyer. Estoy orgulloso de ti.
Todos tenían la razón, pero seguía desistiendo. Algo dentro de mí me decía que no. Sabía que aquello iba a "acabar mal".

Pero volvamos al principio... siempre he sido débil. Y más con alcohol y la oportunidad de ligarme a un chico guapo, algo que nunca había conseguido. Y sumémosle cierto acto homosexual para acabar de caer... (si es que me conocen demasiado)

Así que caí en los brazos de aquel chico.
Me pasé pegada a sus labios demasiado rato. 
Oía las risas de mis amigos a lo lejos.
Sus ojos verdes me cegaban y me impedían pensar en otra cosa.
Su pelo rubio era extremadamente suave.
Sus manos tocaban mi espalda con una delicadeza desconocida.
Saltaba a la vista que no quería soltarme. Me suplicaba que no volviera a casa.
Me sentía extremadamente bien.
Por otra parte, mi cabeza intentaba frenarme. Sabía que no podía dármelas de chulita yopasodetodo-yomeligoaloqueseayvengahastaluego-amorquéesesosecome?

Rato después tuve que decirle adiós, como a todo en la vida.
Los días pasaron, y la autoestima apareció en mi cuerpo y mente, prometiendo quedarse una larga temporada. 
Mis amigos me preguntaban por él. Él preguntaba por mí. Yo intentaba no preguntarle nada a mi cabeza, que ya se sabe... 

Pero ella estaba demasiado ocupada con, ahora sí, los exámenes. 
...Mentira a medias. Sí que estudiaba, pero con él delante, con mis amigos soltándonos mocos, con una media sonrisa. 
Pero ya está. Los dos éramos tímidos, hablábamos mucho, sí, pero la cosa no llegaba a más.
Estaba esperando a que el karma apareciese y que me hiciera poner los pies en la tierra, pagar toda aquella insensatez. No obstante, brilló por su ausencia. Craso error, tío, siempre la cagas.

Y así pasaban las semanas. Y aparecieron nuevas oportunidades. Una de ellas fue LA oportunidad. Dudaba seriamente que volviera a tenerla. ¿Y qué hice? Rechazarla. Vale, sí, es un partidazo, y nunca me hubiera imaginado tirarme a un tío así, no estoy a la altura. Pero sé que ese no es el verdadero motivo: si lo hago... ¿Qué pasaría con el otro?
Y ahí caí.

Ahí obtuve la puta respuesta.
Ahí vi que mi segundo apellido es calzonazos.
Ahí vi que había vuelto a caer en las redes que hacía meses que había cortado.
Las volví a tejer sin darme cuenta.
Esos ojos verdes me hipnotizaron.

¿Y ahora qué?
Ja. Ja. Ja. 
Sólo estoy esperando a que se me baje el pavo - lo que siempre he dicho, pero nunca se ha cumplido.
Sólo estoy esperando a que mi yo del pasado se aparezca delante de mí y me diga: ¿Ves cómo estoy, no? ¿Ves lo que te ha costado salir de aquí? Frena estos sentimientos, ahora que puedes. Cuando te absorba y te deje tirada y no puedas salir de este agujero negro, te arrepentirás. Lo sabes. Lo peor es que lo sabes, no me vas a hacer caso, vas a tirarte a la piscina, y te volverás a pegar la misma hostia. ¿Es que aquel cabrón cuya voz ya no recuerdas no te enseñó nada? ¿Es que-

Shhh. Cállate, puta.
Aunque sea a costa de hostias, estoy intentando vivir.
Aunque sea a expensas de algo tan frágil, algo que ni siquiera sé si tiene futuro.
Sí, es algo descabellado. Ni siquiera sé si estoy preparada, ni siquiera sé si él es un buen soporte.
Da igual si acaba bien o mal. Sé que me arrepentiré de lo que estoy diciendo, pero...
Estoy renaciendo.
Y esta vez voy a destrozar mi fragilidad. Me cueste lo que me cueste.